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¿A qué velocidad va la tecnología y a qué velocidad la educación?

La rapidez del avance de la tecnología, también en la educación, genera inquietud y debate en la sociedad.


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Foto: Educación 3.0


La rapidez del avance de la tecnología, también en la educación, genera inquietud y debate en la sociedad. Sin embargo, las nuevas generaciones demuestran capacidad, resiliencia y adaptación, recordándonos que el verdadero desafío no es frenar el progreso, sino aprender a convivir con él.


Que los tiempos están cambiando es una realidad de la que todos somos muy conscientes. Pero, quizá, hoy día muchos puedan tener la sensación de que lo hacen a un ritmo cada vez más frenético. Y la rapidez con la que llegan los últimos avances tecnológicos a todas las facetas de nuestra vida diaria es, probablemente, uno de los motivos de esta sensación de aceleramiento constante. Por supuesto, esta transformación también afecta a la educación, que ha visto cómo se ha producido la llegada paulatina y constante de la tecnología y se ha ido integrando en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Para unos se trata de una herramienta de enorme valor y una ayuda que mejora la educación; para otros, una rémora cuyo uso dentro y fuera de los centros vinculan a unas generaciones cien por cien digitales e hiperconectadas con menor preparación y formación que sus predecesoras. 


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Aprendiendo de los jóvenes


Suelo ser muy escéptico ante este tipo de afirmaciones tan genéricas que se realizan, en su mayoría, en redes sociales y en algunos medios de comunicación. Los jóvenes que me rodean y a los que tengo la fortuna de conocer en mis visitas a centros y eventos educativos demuestran todo lo contrario. Aprendo de ellos constantemente, de su facilidad para asimilar todo tipo de avances (es de admirar cómo sacan partido a la IA), de su capacidad de adaptación a nuevos escenarios, de su preparación e, incluso, de su resiliencia para afrontar las adversidades. 


Detractores del progreso y los cambios han existido siempre: la historia está llena de generaciones de escritores, artistas o músicos que han puesto el grito el cielo al conocer las obras de sus sucesores. Los tiempos cambian o, como pensaba Heráclito, la vida es un constante cambio y transformación. Ni cualquier tiempo pasado fue mejor, ni podemos detenernos y bajarnos de este tren que avanza continuamente. Solo nos queda adaptarnos a los avances, aprender de ellos, utilizarlos de la mejor forma posible en todos los ámbitos de la vida y seguir adelante con fuerza y determinación. Como dijo Bob Dylan en su canción allá por el año 1964, The Times They Are A-Changin’.



 
 
 

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