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Foto del escritorElkin Pelaez

¿Cuántos estudiantes tienes con TOD en tu aula de clase?

Trastorno oposicionista desafiante: mucho más que rabietas

Foto: Educación 3.0


Esta conducta se caracteriza por actitudes negativas, hostiles y desobedientes ante las figuras de autoridad. Explicamos cómo detectarlo y tratarlo en menores.


La desobediencia, las rabietas o los momentos de desafío forman parte del proceso de desarrollo normal de las niñas y niños, especialmente entre los dos y cinco años, cuando tienen dificultad para expresarse y están aprendiendo a regular sus emociones. Pero en ocasiones estos comportamientos se extienden más allá de estas edades y se repiten de forma constante y con gran intensidad. Cuando esto ocurre, es posible que se trate de un problema mayor: el trastorno oposicionista desafiante (TOD), una alteración que, según la Sociedad Española de Pediatría, afecta a un 15% de los menores y se caracteriza por discusiones constantes con adultos, cuestionar reglas y normas, negarse a cumplir peticiones o molestar a otros de forma deliberada.



Cuándo considerarlo TOD


Los síntomas conductuales y emocionales del trastorno de oposición desafiante- también llamado trastorno negacionista desafiante- suelen comenzar entre los 6 y los 11 años, o incluso un poco más tarde, hasta los 14. Aunque no siempre es fácil detectarlo, desde la web médica MSD indican que para considerarlo un trastorno “el comportamiento del niño debe ser lo bastante grave como para dañar las relaciones con los demás o el trabajo escolar”. Además, advierten que los pequeños conocen perfectamente la diferencia entre el bien y el mal y enumeran otras señales que pueden servir de alerta: discuten con los adultos; presentan arranques de genio frecuentes; ignoran las reglas e instrucciones; molestan a la gente a propósito; culpan a otros de sus propios errores; se muestran enfadados y resentidos; se molestan con facilidad y no presentan buenas habilidades sociales. 


Por otra parte, según el ámbito en el que se presente el TOD se clasifica entre leve, moderado o grave: “En algunos niños, es posible que los síntomas se noten al principio solo en el hogar, pero con el tiempo el comportamiento problemático puede trasladarse a otros entornos como la escuela, las actividades sociales y con los amigos”, explican desde la Clínica Mayo. 


¿Se conocen las causas?


La causa exacta del trastorno de oposición desafiante no se conoce, pero especialistas como el neuropsicólogo Álvaro Bilbao consideran que es el resultado de una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos, y destaca los siguientes: 

  • La exposición a un ambiente caótico o abusivo.

  • El abandono emocional o la negligencia.

  • La falta de habilidades parentales adecuadas.

  • Problemas de disciplina en la familia (falta de límites o exceso de agresividad para ponerlos).

  • Presencia de otros trastornos como el déficit de atención e hiperactividad, ansiedad o la depresión.



Cómo actuar


Cuando las familias o profesores observan que determinados síntomas se repiten con frecuencia -al menos durante seis meses-, y van más allá de los comportamientos propios de la edad, los expertos aconsejan que se transmita al niño en todo momento su intención de ayudarlo, demostrándole paciencia y la firmeza del vínculo que les une. A continuación, “es indispensable que un profesional se encargue de diagnosticarlo mediante una evaluación completa, de manera que se confirme con certeza que el niño presenta el trastorno”, afirman desde la Fundación Clínica de la Familia. En su web, además, han elaborado una guía para padres en la que recogen los conceptos básicos del tratamiento indicado para un menor con TOD, que puede durar meses y en el que se involucra también a los adultos. Estos son sus puntos:


Entrenamiento de los padres


Un profesional instruye a los padres para mejorar sus habilidades de crianza, de forma que resulten más positivas y menos frustrantes para un niño con este trastorno. En algunos casos es posible que se requiera la participación de otras figuras de autoridad que formen parte de la vida del menor, como profesores u otros familiares.


Terapia de interacción padres – hijos


Consiste en un entrenamiento realizado por el terapeuta en el que los padres deben interactuar directamente con sus hijos. En uno de los ejercicios de esta terapia el especialista se oculta tras un espejo unidireccional mientras observa a los padres interactuando con el niño, pero sin que ellos puedan verlo. Mediante su ayuda, los padres aprenderán técnicas para reforzar el comportamiento positivo del menor y mejorar la calidad de la relación entre padres e hijos.



Terapia individual y familiar 


La primera tiene como objetivo ayudar a que el menor exprese de forma más sana sus sentimientos y a controlar sus problemas de ira. Por su parte, la terapia familiar está pensada para reforzar la relación y comunicación entre todos los miembros de la familia.


Entrenamiento para la solución de problemas cognitivos 


Se enfoca en el menor y su objetivo es permitirle que cambie sus patrones de pensamientos negativos. Está diseñado también para ayudar a que padres e hijos logren trabajar en equipo para solucionar los problemas derivados del trastorno oposicionista desafiante.


Entrenamiento para las habilidades sociales 


Su objetivo es que el niño fortalezca sus habilidades sociales con la intención de que mejore su manera de relacionarse con otras personas


 

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