Esta pedagogía constructivista nace en el seno de la revolución y de la renovación de la enseñanza denominada la Escuela Nueva, que va a colaborar en la reforma de la educación.
A lo largo de los años se han implementado diferentes formas de enseñar a los alumnos. Estas han ido adaptándose a la época y a las necesidades que presentaban los niños en cada momento, pero, sobre todo, se han convertido en las mejores herramientas para que los estudiantes aprendan. Una de ellas es la pedagogía Reggio Emilia: te contamos en qué consiste, cuáles son sus características, qué ventajas tiene sobre una educación más tradicional y cómo aplicar este método en el aula.
Claves de la pedagogía Reggio Emilia
La pedagogía Reggio Emilia surge en Italia tras la II Guerra Mundial como una propuesta educativa del pedagogo Loris Malaguzzi que defiende que el conocimiento que adquiere el alumnado debe realizarse a través de la observación y experimentación, potenciando así su creatividad. Se basa también en la pluralidad de cada niño, en sus capacidades y características, destacando que hay infinidad de estilos de aprendizaje y que cada uno de ellos debe adaptarse a la propia persona.
La forma de aprender parte siempre de los niños y de sus intereses, pero también de las propias experiencias que estos tienen. La motivación juega en esta pedagogía un papel fundamental; un alumno interesado es un estudiante con más predisposición hacia la asimilación de conceptos.
Se trata de una metodología que no parte de un currículum con unas materias y unos objetivos establecidos; su forma de enseñar está dirigida hacia los centros de interés que van marcando los alumnos a lo largo del proceso de desarrollo. Además, el maestro debe crear un clima de confianza entre ambos para que en todo momento se den las condiciones más adecuadas que propicien la adquisición de los contenidos.
Es un método de enseñanza integral que se guía por unas premisas para potenciar las capacidades de los alumnos. Estas pautas son:
El niño es el protagonista de su propio aprendizaje. En él se tendrá en cuenta su proceso madurativo, motivación y potencial.
El docente como un mero guía que acompañe a los alumnos en su aprendizaje, poniéndole retos, experimentos, resoluciones de problemas… de forma que el estudiante sea capaz de ir resolviéndolos por sí solo.
El ambiente adquiere una importancia vital en este método ya que se basa en el trabajo cooperativo. Los alumnos trabajarán en equipo para ir construyendo las herramientas necesarias que les lleven a la meta final de la resolución de la tarea marcada por el docente.
La familia es otro de los puntos importantes puesto que los padres tienen un rol activo en las vivencias cotidianas que le ofrecen a sus hijos y que forman parte del proceso de aprendizaje.
Las experiencias que se proporcionan a la hora de trabajar deben ofrecer y potenciar la investigación, el descubrimiento y el entorno activo en el niño, invitando a la reflexión en cada parte del proceso educativo que están desarrollando.
Ventajas de la pedagogía de Reggio Emilia
La pedagogía Reggio Emilia presenta numerosas ventajas frente a un enfoque más tradicional de la educación. Estos beneficios serían:
El sentimiento de unidad entre los distintos miembros que forman parte de la comunidad educativa ya que, para que se dé un aprendizaje eficaz, las familias, los docentes y los alumnos deben colaborar entre sí.
A partir del niño como principal protagonista se promueven capacidades como la autonomía, básica en su desarrollo.
La investigación, la resolución de problemas o la experimentación son técnicas que van a aportar motivación, interés y, sobre todo, que van a adaptarse a las diferentes necesidades que vayan planteando los niños en cada momento. También va a potenciar la creatividad y las distintas inteligencias.
El trabajo cooperativo proporciona al alumnado experiencias propias y ajenas, ofreciéndole que aprenda de otros y de sí mismos.
¿Cómo aplicar esta pedagogía en el aula?
Los maestros deben partir de los centros de interés que los alumnos vayan planteando y, sobre todo, unir los diferentes elementos necesarios para que se dé una educación de calidad. Para ello, la mejor forma de trabajarlo en el aula es la siguiente:
Ofrecer a los niños experimentos manipulativos relacionados con el tema que hayan planteado.
Iniciar un proyecto de investigación sobre lo que les motiva o quieren saber.
Plantearles problemas que puedan resolver a través del pensamiento, la reflexión o el lenguaje.
Actividades en grupos cooperativos donde para llegar a la resolución final cada uno tenga que elaborar una parte de la misma.
En definitiva, todas las experiencias que se le proporcionen para su aprendizaje deben ser iniciadas siempre por los propios estudiantes para que esta sea significativa para ellos y, sobre todo, se adapte a la pluralidad de sus características y necesidades.
Fuente: Unir Revista. https://www.unir.net/educacion/revista/pedagogia-reggio-emilia/
Commenti