Las reformulaciones de la enseñanza deben considerar al alumno como parte de una estructura organizativa cuyo funcionamiento le repercute.
Los centros educativos viven momentos de cambio y de transformación, quizá los más disruptivos de su historia por el impacto que tienen en una Educación obligatoria y universal. A lo largo de los últimos años han surgido movimientos educativos, grupos y tendencias renovadoras que plantean otras metodologías para educar a las futuras generaciones, siempre con el alumnado como centro de atención.
En el siglo XXI, calificado como el siglo del conocimiento, la Educación juega un gran papel y también se ve implicada en todos los procesos de cambio. Muy presente en los programas políticos y sociales, siempre atento el mundo económico, con bastante impacto en la opinión pública, es el tema recurrente del que todos hablan, opinan y deciden.
Realidades
La realidad que envuelve hoy a los centros es un reflejo de lo que ocurre en las organizaciones modernas: está llena de datos, informaciones y conocimientos, con un incremento continuo, a veces hasta la saturación; los procesos de gestión en general se enfocan desde diversos ángulos: gestión de toda la organización en sí pero también de la complejidad, de la innovación, de los procesos comunicativos y de imagen, de la adaptación constante a las novedades, con la toma de decisiones rápidas y continuas bajo unos parámetros de liderazgo educativo.
Cambios
Estas evidencias se complementan con los cambios en los procesos de enseñanza y aprendizaje –basados en el conocimiento–, con una abundancia de nuevas producciones gracias a los resultados de trabajos e investigaciones del alumnado y del profesorado, hechos dentro y fuera de las clases.
Las aulas son generadoras de proyectos, a menudo sin trascendencia fuera de sus paredes, cuando internet puede resaltar el valor de este tipo de producciones, siempre que se compartan y difundan en las redes sociales y webs específicas, abriendo expectativas a promociones personales de cara a otros estudios o a futuras actividades laborales. ¿Somos conscientes de que los centros son polos destacados en el trabajo con el conocimiento? ¿Valoramos el potencial que tienen en la sociedad?
Millenial Educational Forum. Medellin, Colombia oct. 8 y 9
Conocimiento
Mientras, las instituciones educativas forman parte de una sociedad-red alimentada por bastantes agentes del conocimiento: la comunidad educativa en su conjunto (alumnado, profesorado, familias y agentes sociales); el aprendizaje formal, no formal e informal generado dentro y fuera de los centros, en especial por el contacto con las enormes posibilidades que ofrece la red y el número de horas que se le dedica, tantas o más que el tiempo normativo de clase; las relaciones personales y grupales, comisiones de trabajo y agrupaciones con formatos diversos que podrían englobarse en el término “comunidades de práctica”; los medios de comunicación, especializados en Educación o no, y los procesos de formación continua y autoaprendizaje a lo largo de la vida. A
prender y enseñar, relacionar y producir, compartir y publicar, reflexionar y mejorar, integrar y socializar, organizar y liderar, innovar y transformar son aspectos donde los conocimientos están presentes, además de otros factores propios de los procesos educativos. ¿Cómo lo gestionamos todo?
Gestión
Se necesitan espacios de reflexión sobre cómo se ha tratado el conocimiento hasta ahora en cada centro educativo, desde el individual hasta el colectivo, incluyendo el de la organización en su conjunto. Es el punto de partida para la planificación estratégica hacia un futuro complejo, desconocido pero apasionante. Las rutinas y las tradiciones que han funcionado hasta ahora necesitan de análisis sobre su eficacia y cómo responden a las necesidades actuales y expectativas futuras.
La transformación educativa implica también procesos de mejora de las organizaciones. Los cambios metodológicos y las reformulaciones de la enseñanza han de considerar a cada alumno y alumna por encima de todo, el cual forma parte de una estructura organizativa cuyo funcionamiento le influye mucho. La hemos de adaptar y mejorar para que le ayude al máximo en su proceso educativo.
Por eso, los procesos de gestión son fundamentales, abarcan toda la enseñanza, merecen una atención global y son más decisivos de lo que creemos. Los equipos directivos, los propietarios, gestores y responsables de los centros no pueden ser un freno para la adecuación de sus estructuras a las demandas organizativas del siglo XXI.
Algunos factores básicos que introduce la gestión del conocimiento en la Educación son el liderazgo educativo; el trabajo en red; la reflexión sobre el poder de los datos, la información y el conocimiento; los procesos del conocimiento –tácito y explícito– y cómo se socializa, se externaliza, se combina y se interioriza en la organización escolar. Los ciclos de la gestión del conocimiento, los cambios organizativos, las comunidades de práctica y las TIC adquieren un valor relevante para transformar los centros y su futuro. Tenemos un gran reto por delante.
Evaristo González Prieto. Profesor y director del INS “Torre del Palau” de Terrassa (Barcelona).
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