Mientras los colegios públicos se caen a pedazos, los docentes protestan por sueldos justos y miles de niños en Colombia estudian sin alimentación escolar digna, el gobierno de Gustavo Petro decide destinar cerca de 4.000 millones de pesos para un concierto de Residente en Bogotá. Un evento con entrada gratuita, sí, pero pagado con los impuestos de los colombianos a través de RTVC. ¿Es esta la prioridad en un país donde la educación sigue siendo un privilegio y no un derecho garantizado?

Pero si la falta de recursos para la educación fuera poco, hay una tragedia aún más grave: en el Catatumbo, la guerra ha sacado a los niños y adolescentes de sus colegios y ha obligado a los docentes a huir para salvar sus vidas. El conflicto armado ha convertido las escuelas en terrenos de nadie, en refugios de miedo y abandono. Mientras el Gobierno derrocha millones en conciertos, los maestros de esta región huyen de los disparos y los estudiantes ven cómo su derecho a la educación es pisoteado por la violencia. ¿Dónde está la urgencia por recuperar el orden y garantizar que esos niños puedan volver a estudiar?
Este no es un debate contra la cultura o la música. Es un cuestionamiento legítimo sobre el uso de los recursos públicos.
En un gobierno que prometió dar prioridad a la educación y la justicia social, es inaceptable que se prefiera gastar en espectáculos mientras en el Catatumbo la escuela es un recuerdo y el aula un campo de guerra. ¿Es esta la Colombia “potencia mundial de la vida” que nos prometieron?
La educación no debería competir con el entretenimiento en la asignación del presupuesto. Si el gobierno realmente quiere fortalecer la cultura, que lo haga invirtiendo en formación artística en los colegios, en fomentar la lectura y en mejorar la calidad educativa. Pero lo que no puede hacer es darle la espalda a los niños desplazados por la violencia, a los docentes que huyen por miedo a ser asesinados, mientras en Bogotá se alza una tarima de 4.000 millones de pesos. Porque el espectáculo, al final, lo estamos pagando todos, pero los únicos que no tienen entrada son los niños del Catatumbo.
Profes al aula.
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